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“He abandonado definitivamente la profesión de autor, queda un viejo pecado que debe ser expiado en la imprenta, tras el cual el público ya no oirá hablar de mí; no conozco mejor suerte que la de ser desconocido, salvo únicamente para los propios amigos”.

Rousseau carta a M. Lenieps, 11 de diciembre de 1760.

Hoja pedagógica OCHO

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Juan Jacobo Rousseau (1712-1778)

Nació en Ginebra; perdió a su madre en la niñez; su primera formación la recibió de su padre; trabajó como aprendiz con un grabador de imprenta, pero se fugó y anduvo errante por el país viviendo como un vagabundo; fue músico, recadero de convento y cómico. Debido a su fácil naturaleza de bohemio, sabía mendigar su comida de entre las cocineras.

La señora Warrens, que recién se había convertido al catolicismo, se interesó por él, lo motivó a convertirse y tuvo esperanzas de hacer de él un sacerdote. En 1741 se separó de su protectora y marchó a París, donde conoció la frivolidad en hombres cultos, así como la perversión moral, que pronto comenzó a combatir apasionadamente. Conoció a Thérese Levasseur, una mujer completamente inculta y ruda, de quien no se separó toda la vida; procrearon cinco hijos, a quienes, debido a su incapacidad económica, metía uno tras otro en el hospicio. Murió solitariamente en Erménonville, París.

Aparentemente un hombre común, rebelde y viajero, sin embargo fue una gran figura para la educación occidental; sus ideas han influido sobre pensadores y educadores a lo largo del tiempo; creador del naturalismo educativo, una sustentabilidad en la naturaleza, comprendida como una vida pura; defensor de la libertad y la acción en la escuela y manifiesto enemigo de la educación verbalista y libresca, eso fue Rousseau, aparentemente un hombre común

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Su obra “Emilio o de la educación” es la obra pedagógica esencial de Rousseau; por su valor autobiográfico, son importantes también sus confesiones, ya que es una obra póstuma.

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Rousseau comenzó por rechazar los métodos existentes, porque enseñaban por lo general, de memoria, ideas gastadas y corrompidas, tendían a hacer del niño un autómata en una sociedad decadente, impedían que el niño pensara y juzgara por sí mismo, lo cual lo deformaba hasta la mediocridad.

De acuerdo a Rousseau, una enseñanza así reprimía todos los impulsos naturales, haciendo de la educación una tortura que todos los niños trataban de eludir.

La educación debía de ser agradable dentro del proceso del desarrollo natural, haciendo que se aprendiera de la naturaleza.

Él pensaba que la educación primera es la que más importa y, por lo tanto, compete a las mujeres, ya que si el autor de la naturaleza hubiera querido fiar a los hombres, les hubiera dado leche para criar a los niños

La naturaleza ejercita sin cesar a los párvulos, endurece su temperamento, les enseña lo que es pena y dolor. Nacemos aptos para aprender, pero sin saber nada ni conocer nada; es necesario que se le guíe al niño en la búsqueda por descubrir el conocimiento empírico.

Antes de ser hombres, sean niños

En el “Emilio”, se menciona que se tiene que conocer de las cosas de la naturaleza, es decir, padecer es lo primero que se debe aprender y lo que más se necesitará saber, aunque el niño sea pequeño y débil.

Hombres, sean humanos que es nuestra obligación primera, mantengan al niño en los progresos de su educación, sigan el orden de la naturaleza; si la naturaleza ha de ser la guía del preceptor, éste debe de conceder al niño toda la libertad que la seguridad permita

Que el niño invente la ciencia y no la aprenda

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Es necesario evitar saltar de repente de los objetos sensibles a los intelectuales, que sean los sentidos los que guíen el espíritu en sus primeras operaciones de aprendizaje; de acuerdo a Rousseau, el niño no debía consultar libros, sino el mundo de los hechos, ya que el niño que lee no piensa, no se instruye, sino que repite palabras que no conoce.

Es necesario que los alumnos atiendan a los fenómenos de la naturaleza con base a su cuestionamiento y a su capacidad de asombro; que ellos resuelvan las dificultades de la naturaleza; que aprendan a resolver sus propios problemas. Los niños no aprenden nada de los libros, sino de la propia experiencia: de la naturaleza.

Las mujeres deben aprender muchas cosas, porque son las mujeres tan delicadas e inteligentes, que deben generar armas racionales que les den fuerza para dirigir a los hombres; una mujer educada cambia la infancia de todo ser humano.

Aprendizaje rústico

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La educación clásica se equivoca por lo menos en dos cosas, una de ellas se refiere a la educación del niño, en la cual se le atribuye algo que no posee, y se discute con el niño cosas que no está capacitado para comprender, el niño piensa como niño, el objetivo de la educación es hacer racional al hombre.

La otra gran equivocación (de la educación) se refiere a la intencionalidad del aprendizaje; el adulto se engaña así mismo cuando pretende que el niño preste atención a cosas que no comprende, porque es niño, por ejemplo cuando se les habla de porvenir, felicidad, economía, su futuro, su profesión, nada de esto tiene significado para el niño, a quien, como no le queda otra alternativa, empieza a mentir para evitar los castigos de los adultos. La edad de la alegría, que es la infancia, se pasa entre llantos, castigos, amenazas y esclavitud.

Una nueva Pedagogía y una educación para la libertad

Parafraseando a Rousseau , el más valioso de todos los bienes no es la autoridad, sino la libertad, las personas verdaderamente libres quieren lo que pueden y hacen lo que quieren; es necesario confiar en la naturaleza del niño, si al niño se le deja que haga lo que quiere acabará haciendo lo que debe; el reino de la libertad tiene que ser preparado para el niño y su naturaleza. A título personal, los autores de este artículo consideran que el niño debe estar contenido, no se le debe dejar hacer lo que quiera, sino lo que más convenga a su propio bienestar, ¿y usted qué piensa lector?.

Según Rousseau, el niño que aprende los hábitos morales antes de tiempo, continuará con ello toda la vida sin razonarlo; así es que la mentira, la falsedad, la hipocresía, el egoísmo, la falta de madurez, es el resultado de la educación tradicional.

La escuela tiene que ser un lugar de libertad, aprender a pensar y no repetir conceptos que no se sabe y a lo mejor nunca se sabrá.

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"Los encantos del hogar son el mejor antídoto del vicio, los ruidosos juegos de los niños que nos parecen tan molestos, se convierten en un deleite; el padre y la madre se quieren cada vez más; el lazo del matrimonio queda fortalecido; de este modo el remedio de un solo mal llevará a una amplia reforma; la naturaleza reconquistará su derecho; cuando las mujeres se conviertan en buenas madres, los hombres se harán buenos maridos y buenos padres". Will y Ariel Durant, "Rousseau y la revolución".

Autores: José Cruz y Karla Rangel

  • Fuentes de consulta.

  • Palacios, J. (1999). La cuestión escolar, críticas y alternativas. México: Fontamara.

  • Fischl, J. (1980). Manual de Historia de la Filosofía. Barcelona: Herder.

  • Montes, S. (2004). Clásicos de la Pedagogía. México: UNAM.

  • Durant W. & Durant A. (1976). Rousseau y la revolución. Argentina: Sudamericana.

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